Iturbide: La Puerta del Sur del Estado de Nuevo León, México.
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Educación Formal y Aprendizaje Autónomo
Aquí es necesario señalar algunas diferencias posibles entre la educación formal o escolarizada y el aprendizaje autónomo en cualquier ambiente. En el primer caso: a) habrá algunos contenidos o temas que no sólo no nos interesen, sino hasta nos disgusten, pero tendremos que estudiarlos y aprobarlos para seguir adelante en el “proceso educativo”; b) en otros contenidos tendremos gran interés, pero no podremos profundizar en ellos porque hay que “seguir con el programa”, ya los veremos “más adelante”; c) en ocasiones aprendemos “sólo para aprobar el examen” y seguir adelante (aprende, repite y olvida); y d) a veces hay dispersión o falta de relación entre los contenidos estudiados. En el aprendizaje autónomo: a) generalmente, desde el principio tenemos claro por qué elegimos ese contenido; b) nosotros decidimos el tiempo y esfuerzo que dedicamos a cada aspecto del tema; c) con la práctica, nosotros mismos vemos que es más efectivo el “aprendizaje de dominio” o, según Benjamín Bloom, no avanzar al siguiente nivel de aprendizaje mientras no estemos satisfechos con el dominio del actual; y d) sólo estudiamos contenidos que por una u otra razón son significativos para nosotros, y así los vinculamos con nuestras vidas.
En México desde hace muchos años millones de niños y jóvenes “aprenden” inglés desde secundaria y preparatoria, pero al finalizar sus estudios no es gran cosa lo que comprenden al escucharlo hablado o al tratar de leer algún texto en esa lengua (menos pueden hablarlo o escribirlo por su cuenta). Para empeorar las cosas, hay reportes de que incluso estudiantes de profesional tienen ese tipo de problemas, pero también con el español. ¿Seremos lo suficientemente ingenuos para creernos que eso sólo les sucede a los egresados de “centros de enseñanza pública”?.
Muestras notables de los niveles de “excelencia profesional” alcanzados por los exalumnos de las instituciones educativas más “exclusivas” de México, y de las públicas que ocupan los primeros lugares en los “rankings” internacionales, ya las tuvimos con los altos jerarcas del PRIAN que han gobernado al país desde los distintos poderes federales o estatales durante las últimas décadas, y su contraparte en la clase empresarial. Algunos de ellos han aceptado públicamente que “sólo plagiaron poquito” en la opción seleccionada para obtener el grado académico (como Xóchitl Gálvez, candidata presidencial por el PRIAN a quien, al ser denunciada, la UNAM “solicitó” citar a los autores de los textos plagiados). Otros ni eso han tenido que hacer, porque “los estándares de exigencia” de las instituciones en que estudiaron “son tan elevados” que se les otorga automáticamente el título profesional al acreditar el último curso del plan de estudios, y hacer los pagos correspondientes (p. ej. en el ITESM). En la enseñanza básica los estudiantes de “colegios particulares” no superan a los de “escuelas públicas” en los puntajes que obtienen en la prueba PISA, seguramente porque ésta sólo evalúa conocimientos y no “formación integral”.
Por supuesto que en México también hay excelentes centros de enseñanza pública p. ej. : el personal del IMSS de diferentes partes de país, o del Centro Médico Nacional, realizan transplantes de órganos, y las Fuerzas Armadas se hacen cargo de algunas de las grandes obras de infraestructura nacional.
Cuando iniciamos por nuestra cuenta el aprendizaje de otra lengua podemos dar por hecho, de forma más o menos razonable, nuestra relativa ignorancia de ella y nuestros deseos de aprenderla, lo demás podrán ser verdades a medias o mentiras totales, como el que esa lengua es de las más fáciles o difíciles de aprender, que desde el principio es necesaria la inmersión total en ella y olvidarnos de la materna, que el dialecto de cierta región (p. ej. inglés británico) es superior al de otras (americano, australiano o sudafricano, etc.), que por ninguna razón deben mezclarse dialectos, o uno u otro; como si en castellano no nos comprendiéramos los mexicanos, argentinos y españoles, o en México no hubiera tropiezos ocasionales en el habla entre chilangos, reineros, yucatecos y costeños, o esos mismos dialectos y sociolectos no cambiaran con el tiempo en cada región, etc.
Cuando estudiamos inglés, los hablantes del español tenemos como ventaja sobre los de otras lenguas el que ese idioma comparte con el nuestro mucho vocabulario, sobre todo culto, p. ej. el técnico o científico de origen latino o griego, por lo que fácilmente lo reconocemos y sólo tenemos que aprender las diferencias ortográficas o de pronunciación.
Por otra parte, una ventaja del español sobre el inglés, al aprenderlo como segunda lengua, es que su escritura se apega más a la pronunciación (es más fonética), con algunas excepciones como la h que es muda, la x, g y c que pueden cambiar de pronunciación, la v y la b o z y s que se pronuncian igual, y algunas otras variantes que dependen del dialecto que se hable en la región: México-Colombia, los Andes, Río de la Plata, el Caribe o Península Ibérica.
Sin embargo los hablantes del castellano tendremos que prestar especial atención a la producción de ciertos fonemas, pues en inglés casi cualquier letra puede ser muda o cambiar de forma de pronunciarse, dependiendo de las letras que la sigan y de su acentuación prosódica o posición dentro de la frase u oración; pero no hay que entrar en pánico, pues se dan patrones generalizables, no habrá que aprender cada caso como único. Si hay millones de personas que han aprendido a hablarlo y escribirlo como segunda lengua ¿por qué yo no?. Se dice que no hay mejor forma de aprender a hacer algo que haciéndolo, si creo que vale la pena ¿por qué no probar, aunque sea como principiante?.
Enero de 2024
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Papa Francisco y comunidades indígenas de Canadá 2022
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